Un nombre en la red
Los adolescentes, cada vez más capturados por los instrumentos de la modernidad son particularmente proclives al uso de la red para establecer y sostener relaciones interpersonales. Una modalidad que por su funcionamiento prescinde del encuentro entre los cuerpos, logrando de alguna manera amortiguar y a veces eludir el impacto del malestar típico del proceso de transformación y apropiación subjetiva de esta fase del desarrollo. El mundo de internet ofrece al adolescente un lugar virtual desde el cual abrir una ventana al mundo. Una alternativa cargada de posibilidades que en algunos casos se convierte en la solución temporal a los interrogantes sobre la propia identidad. Otras veces la consecuencia es un alejamiento de la vida real. En el siguiente caso, el nombre elegido por la joven de la cual hablaremos la identifica en la red, además de señalar un trabajo subjetivo. El mundo imaginario virtual que a través de la escritura comparte con otros se enlaza disfuncionalmente al síntoma alimentario, aunque las caracterizaciones de los personajes, su historia y la forma de comunión entre pares consientan cierta operación de subjetivación.Fragmento clínico
Alba me contacta a través de la página web de la Asociación dedicada a la atención de Trastornos Alimentarios. La insistencia de la madre la obliga a realizar una consulta, aunque considera que el suyo es un problema “entre comillas”. Respecto al síntoma alimentario dice que se presenta por períodos. El ritual es siempre el mismo: toma todo lo que puede de la heladera y lo come sola en su habitación, donde se encierra por horas. Generalmente repite este proceso dos veces por semana según su estado de ánimo, si se siente deprimida o confundida. La joven habla con desenvoltura a condición de no profundizar los argumentos, de lo contrario, concluye repitiendo siempre lo mismo: «Es todo normal, somos una familia normal». Luego cuenta que cuando tenía nueve años, el padre engañó a su madre con la doméstica. La besaba en la habitación de Alba: «Mis padres peleaban todas las noches». Pasado un año del episodio, sus genitores se separan. Ella se queda con su madre mientras que el hermano va a vivir con el padre a un apartamento contiguo. Las casas están unidas por una terraza compartida: “Estamos y no estamos separados”, dice. Alba relata una infancia carente de momentos felices. Rechazada por su hermano y compañeros, lloraba cada día porque quería estar con la madre. Sentía que era la única a padecer una larga serie de problemas. De este modo encuentra refugio en la imaginación. Sola en su habitación, inventa y escribe historias. Respecto a salir con chicos de su edad decidió esperar a la persona con la que podrá tener «una historia duradera».La aparición del síntoma
La visión de una película de animación japonesa [1] coincide con el comienzo de los atracones. Mientras Alba la mira come una gran cantidad de chocolates. En la trama, la familia protagonista se muda a otro lugar y el padre, conduciendo, extravía el camino. Entran a una ciudad encantada donde se topan con un gran banquete. Luego de comer el “alimento prohibido” son convertidos en cerdos. La protagonista, Chihiro, para poder romper el hechizo se ve obligada a entregar su nombre a una bruja “porque con el nombre verdadero puedes hacer magia”. Después de una serie de vicisitudes Chihiro logra salvar a la familia del terrible destino. Desde ese momento crece el interés de Alba por la cultura oriental. Examina la posibilidad de estudiar japonés, dice tener mucha facilidad para los idiomas, como la madre. Los atracones continúan. Pregunto sobre su nombre: «Mi madre quería que tuviera sentido, como el de los indios: “Alba hace referencia a la luz, Blanca está por alegría, felicidad. Es un auspicio”. Respecto al nombre existe una tradición; en cada onomástico la madre le cuenta la historia de su nacimiento: “Solo nosotras dos”. Refiere que durante el embarazo quiso abjurar. No creía en Dios y deseaba mantenerse alejada del catolicismo. El sacerdote al que se dirigió pidiendo información sobre el tema objetó: «¡Los puentes de la ciudad son muchos, elija uno y tírese de allí!». Legitimada en su elección por la respuesta inapropiada y violenta, la madre abjura enviando una carta a la iglesia donde fue bautizada. A partir de ese momento ambas están “oficialmente fuera”. De hecho Alba, definitivamente inscrita en el deseo materno, pone en acto la exclusión. Ya adolescente, se aleja progresivamente del mundo encerrándose en su habitación y distanciándose también del otro sexo, percibido como ingobernable y peligroso. Al respecto cuenta un episodio en el que los celos y los ataques del hermano mayor cada vez más frecuentes, llevan al padre a confinar a ambos en el cuarto “para que la acepte”. En cambio la hiere gravemente en la mejilla. El padre rechaza la intervención médica; la madre socorre a Alba durante toda la noche. La cicatriz permanece.Una solución
La habitación de Alba puede considerarse un lugar de excesos y sufrimiento, pero también un refugio para la invención. Allí escribe en una página web donde cada quien crea su propia historia siempre y cuando la agresión y el sexo explícito permanezcan fuera es decir, sean parte del mundo exterior. Son las reglas. Los relatos se basan en los manga japoneses pero la trama puede ser cambiada a voluntad, en todo momento y por capítulos. A través de este velo su historia es leída por otros con quienes intercambia ideas y reflexiones. El personaje principal del manga japonés que inspira a Alba es una joven llamada Kira, que mercadea sus ojos y la mitad de su vida para apropiarse de un cuaderno mágico [2] donde quien escribe el nombre de una persona y a la vez visualiza su rostro, puede provocarle la muerte. Me explica que de existir sería muy útil en Japón porque allí, con el mismo sonido, un nombre puede redactarse de diferentes formas. Kira es el sobrenombre de Alba en la web y significa asesina. De este modo la joven ajusticia en el mundo virtual al que se equivoca o no respeta la ley. Su nombre, Alba Blanca, conlleva un auspicio y un deseo de exclusión implícitos según el deseo materno. Sin embargo aquellos nombres y personajes elegidos por la paciente producen un deslizamiento de algo propio a nivel significante.Reflexiones
El adolescente oscila dialécticamente entre el Otro, su inconsistencia y la necesidad de separarse, lo que provoca una sensación de abandono a su propia suerte. La operación de subjetivación a la que se enfrenta un joven necesita un trabajo de elaboración, además de una participación activa de aquellos adultos que son para él un punto de referencia. La salida de la pubertad debe permanecer al interno de una lógica discursiva. En esta metamorfosis el adolescente tendrá que construir un túnel y además cruzarlo. La salida de ese túnel dependerá de la localización del agujero que toca el saber y del goce que le concierne. Las respuestas de los adultos investidos por la función del Otro del significante adquieren una importancia fundamental sin embargo, el adolescente debe recorrer su propio camino. Por ahora Alba no ha encontrado una salida válida a la exogamia. El síntoma alimentario testimonia la dificultad de un trabajo analítico aún no concluido.- Autor: Lic. Rosana Alvarez Mullner
- AAVV. (2008), Púberes y adolescentes, lecturas lacanianas, Buenos Aires, Argentina, Grama ed.
- Lacan, J. ((1960-61), La identificación, Seminario libro IX, Inédito.
- Lacan, J. (1990), Las formaciones del inconsciente, Seminario libro V, 1957-58, Buenos Aires, Argentina, Paidós.
- Lacan, J. (2003), El sinthome, Seminario libro XXIII, 1975-76, Buenos Aires, Argentina, Paidós.
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