- DEPRESIÓN
- ANSIEDAD
- ATAQUE DE PÁNICO
- FOBIAS
- PATOLOGÍAS ALIMENTARIAS
- OBSESIONES – COMPULSIONES
- SÍNTOMAS FÍSICOS NO JUSTIFICADOS
- NUEVAS DEPENDENCIAS
- LAS PSICOSIS
- DISFUNCIONES SEXUALES
DEPRESIÓN
La depresión es un síntoma que actualmente sufre un gran número de personas. A menudo no es individuada por los médicos clínicos ya que quienes consultan logran localizar en el cuerpo algún malestar sentido en modo difuso y vago, sin conseguir reconducirlo a cuestiones emocionales. De hecho, se trata de una condición psíquica general que se manifiesta además en lo somático. Puede presentarse como parte de un cuadro clínico más amplio. De ahí la necesidad de implementar tratamientos particularizados orientados por la lógica del caso por caso.
Los síntomas incluyen sentimientos de tristeza, cansancio, culpabilidad, inestabilidad, pero también dolor de cabeza, ansiedad y problemas para dormir. El retiro social junto con un tono del humor bajo es casi la norma.
En líneas generales se distinguen: depresión por duelo, depresión mayor y trastorno distímico del humor. Se descarta como cuadro de naturaleza psíquica si se debe a una afección médica general o por el uso de sustancias.
Trastorno distímico o depresión «blanca»
Los síntomas de la llamada depresión blanca, al no referirse necesariamente a un sentimiento de tristeza, pueden no ser interpretados en este sentido. Por el contrario, se observan manifestaciones en el cuerpo, como por ejemplo, pérdida del apetito, insomnio o hipersomnia, escasa energía o fatiga, baja autoestima y falta de concentración, sentimientos de fracaso, sensación de no lograr salir adelante y dificultad para tomar decisiones, incluso aquellas consideradas sencillas. La persona posee un tono del humor bajo la mayor parte del día, casi siempre, y por períodos prolongados, incluso años.
Depresión mayor
En este cuadro, la persona, además de las características de la depresión blanca, presenta dificultades significativas a nivel del funcionamiento psicomotor. Se evidencian sentimientos de culpa e inutilidad a veces acompañados de experiencias alucinatorias visuales o auditivas.
Luto
En el caso del duelo, la depresión es atribuida a la pérdida de un ser querido. Cuando se manifiesta pueden presentarse signos de una depresión blanca, aunque también sentimientos de culpa e inutilidad característicos de la depresión mayor. El sujeto considera normal sentirse “deprimido”. Puede transformarse en patológico cuando el tiempo del duelo se prolonga sin que se produzca una disminución paulatina del dolor y/o mejoramiento del tono del humor.
TRASTORNOS DE ANSIEDAD
La ansiedad es un estado psíquico caracterizado por una sensación de miedo y preocupación, tensión y excitación más o menos intensa y duradera que conlleva, en mayor o menor medida, dificultades para afrontar lo cotidiano. Puede estar relacionada con pensamientos repetitivos e intrusivos respecto a estímulos internos o externos, con una reacción emocional que la persona misma considera incongruente. Si excede aún más los limites subjetivos, puede resultar paralizante.
La ansiedad a menudo va acompañada de trastornos físicos, como por ejemplo síntomas neurovegetativos, circulatorios, gastrointestinales, músculo-esqueléticos, respiratorios y neurológicos. En general, las personas no logran identificar claramente el problema psíquico subyacente, aunque reconocen que no se trata solo del cuerpo.
Ansia de separación
Hoy en día, es un estado emocional muy frecuente. Se exterioriza a través de una angustia excesiva frente al alejamiento real o fantaseado del lugar donde la persona se siente protegida o con quien está más relacionada. El malestar puede presentarse asimismo debido a una anticipación imaginaria del evento considerado traumático, aunque no exista concreción de la separación en la realidad. En niños, la manifestación sintomática parece expresar una preocupación desmedida por el peligro imaginado de la desaparición de figuras de referencia. Según el DSM-IV, el trastorno de ansiedad por separación en menores se presenta debido a vivencias particularmente estresantes y que conllevan un movimiento simbólico importante (cambio de escuela, de ciudad, desaparición de una figura de referencia, etc.). Actualmente, incluso en el adulto se observan dichos estados, pero en relación a la eventual pérdida de una esposa/o, novia/o, un hijo. Sin el objeto amado, la persona se siente privada de cualquier capacidad de reacción volviéndose, la mayor parte de las veces, agresiva o intrusiva hacia ellos. La violencia familiar o de género es su expresión máxima.
ATAQUES DE PÁNICO
Los ataques de pánico son episodios de ansiedad y miedo intenso que inician repentinamente y presentan una rápida escalada de aproximadamente diez minutos. El sujeto describe la experiencia como aterradora. Algunos síntomas son: palpitaciones, sudoración (escalofríos o sofocación), sensación de asfixia, temblor, dolor en el pecho, mareos, náuseas, vértigo, hormigueo en las extremidades, sensación de extraneidad, miedo a perder el control, de morir o enloquecer.
Los ataques de pánico sobrevienen improvisamente. Se pueden comparar a la aparición de un rayo en un cielo sereno. No están asociados a una situación precisa o estímulo alguno, aunque quien los sufre tienda a atribuirlos a algún contexto o escenario determinado y por ello sentir un deseo urgente de alejamiento del lugar donde aconteció dicho ataque.
FOBIAS
La principal característica de la fobia es un temor marcado, persistente e irracional causado por la presencia de un objeto o una situación específica. La persona reconoce ese miedo como absurdo o excesivo. Igualmente, la situación fóbica es evitada o soportada con profundo malestar. Algunos elementos fóbicos característicos son: animales, sangre, inyecciones, heridas, medios de transporte, fenómenos naturales, etc., aunque el objeto fóbico atañerá siempre a la particularidad de cada sujeto.
Agorafobia
Es la ansiedad relativa a lugares o espacios abiertos que sobreviene sin motivación específica y conlleva una alteración de la cotidianeidad del sujeto. La persona evita cualquier situación que se ubique por fuera de su “área protegida”. De hecho, no logra abandonarla. La zona de confort se restringe a contextos conocidos como por ejemplo el hogar, el trabajo, la casa de algún familiar o de la familia de origen. Los temores que a menudo surgen son: miedo a estar solo fuera de la casa; permanecer en medio a una multitud; en una fila; en un puente; viajar en autobús, tren o automóvil. A veces, en un intento fallido por identificar la fuente de ansiedad, la persona limita o prescinde de las situaciones sociales.
Fobia social
Es el temor a participar de una situación social o de tipo prestacional, no familiar y expuesta a un posible juicio. Dicho escenario o la posibilidad de encontrarse en él causa una ansiedad casi inmediata, por lo que la persona se defiende tratando de evitarlo. La intensidad puede variar si el sujeto se encuentra ya bajo situaciones estresantes o conflictos emocionales.
PATOLOGÍAS ALIMENTARIAS
Los trastornos alimentarios son una fracción importante de los llamados nuevos síntomas de la modernidad. Sus principales manifestaciones son la bulimia, la anorexia, la obesidad y el trastorno alimentario no controlado (Binge Eating Disorder).
Bulimia – Anorexia
La anorexia y la bulimia nerviosa (rechazo radical y compulsión hacia la comida) son dos caras de la misma moneda. En las vicisitudes del sujeto con el Otro entendido éste como “alteridad”, se libra una batalla cuyo resultado es el síntoma alimentario.
El sujeto anoréxico crea un “muro” entre él, la comida y el entorno social. La excesiva angustia resultante del encuentro con el prójimo hace necesaria una forma de rechazo. La persona anoréxica se concentra en su propio cuerpo, en una lucha incansable donde cuenta calorías, controla cada ingesta de alimentos, pesa, mide, quema. Esta labor extenuante conlleva un daño que, a largo plazo, puede llegar a ser definitivo para el aparato digestivo y genital, así como para los dientes, el cabello y la piel. Con el paso del tiempo, la concentración y la fuerza física se vuelven más limitadas.
La bulimia, por otra parte, es la deglución compulsiva de alimentos seguida de conductas eliminatorias como ser vómitos, ingesta de laxantes y ejercicio físico extenuante. El sujeto bulímico no puede evitar una serie de rituales y se lamenta de ello pero continúa en una repetición sin fin, un círculo vicioso en donde se predispone al evento, come compulsivamente hasta que se siente atiborrado, para después vomitar. A veces elige el tipo de atracón y compra lo necesario para llevarlo a cabo. El alimento escogido suele condicionar la conducta de eliminación adoptada. La compulsión es seguida por fuertes sentimientos de culpa. El comportamiento alterado del sujeto con respecto al alimento es la manifestación de un dolor, un malestar que afecta principalmente las relaciones con el propio cuerpo, el otro sexo y con su ser en general. El congelamiento anoréxico y el extravío bulímico son los corolarios sintomáticos de ello.
Obesidad
Al igual que en la anorexia, la obesidad resulta evidente para el otro. El cuerpo desbordante revela una disfunción que, a diferencia de la anorexia, no encuentra el consenso ni la aceptación social. La persona que la sufre generalmente se siente avergonzada y marginada. Este síntoma es vivido como una verdadera devastación de la imagen. El exceso que invade el cuerpo es experimentado como algo que no le pertenece. Son muchas las consecuencias fisiopatológicas que la posición sintomática comporta para el estado de salud general. Este tipo de neutralización de la potencia expresiva del cuerpo encuentra su correspondencia en la dificultad del sujeto a expresarse verbalmente. La obesidad es un discurso silenciado que encontró su expresión en el cuerpo. La persona describe su peso como algo externo que no le pertenece. Al mismo tiempo, la grasa funciona como una barrera que protege a un yo sin carne, demasiado frágil para reaccionar. Al sujeto obeso le cuesta decir “no”. El alimento, signo por excelencia del amor primordial materno, permite compensar deficiencias. El encuentro con el sexo opuesto es a menudo evitado. El binomio obesidad-depresión es central, especialmente en las mujeres.
Desorden de la alimentación incontrolada o Binge Eating Disorder (BED)
Las personas que padecen este tipo de patología alimentaria comen compulsivamente de manera recurrente, pero no utilizan conductas compensadoras de expulsión como en el caso de la bulimia nerviosa. Dicho de otro modo, los sujetos que padecen Binge Eating Disorder tienden a comer regularmente grandes cantidades de alimento, incluso más allá de los atracones. Por este motivo, el sobrepeso es la regla. Aunque la persona le atribuya una enorme importancia a las formas del cuerpo, la búsqueda del control de la ingesta alimentaria, puntualmente, fracasa.
NEUROSIS OBSESIVA
Obsesiones – Compulsiones
Abordando la cuestión desde el punto de vista puramente fenomenológico, la persona con este tipo de sintomatología exhibe un abanico de manifestaciones marcadas por el perfeccionismo, la puntualidad, la limpieza y la atención por el detalle. Respecto a su comportamiento en relación a otros la moralidad, la ética y el hacer las cosas en el modo «correcto» son la marca distintiva. Cada rasgo del sujeto se sostiene a expensas de la flexibilidad y la eficiencia, con una tendencia a considerar tales síntomas como propios del carácter. Generalmente poseen gran fijeza y oscilan entre el control y la pérdida de control.
Estas personas a menudo despliegan rituales y comportamientos compulsivos que no logran evitar. Procederes del individuo que podrían ser calificados de bizarros, aunque finalmente incorporados a la cotidianeidad y calificados concernientes a su personalidad. A grandes rasgos y basándonos en una descripción de tipo nosográfico, otras singularidades son: lavarse las manos repetidamente, tocarse una parte del propio cuerpo varias veces, pronunciar una determinada frase/oración antes o después de realizar una acción. En relación al dinero pueden ser extremadamente generosos o avaros para sí o con los otros. Las influencias de la religión son la razón de los ideales de pureza y perfección a los que aspiran, de donde deriva el juicio hacia sí mismo y hacia a los demás, con la consiguiente culpa a expiar o atribuir.
SÍNTOMAS FÍSICOS NO JUSTIFICADOS
Un cuerpo que habla
La expresión “síntomas físicos no justificados” es utilizada en el DSM-IV como definición sucinta para indicar una condición médica general no coincidente con la sintomatología que dice sufrir el sujeto. A veces, el problema físico puede estar presente pero aun así no lograr justificar la intensidad o naturaleza del malestar. En estos casos, la psique convierte el sufrimiento en padecimiento somático. Se trata de un cuerpo que habla y dice lo que la persona no consigue expresar. El sustento de esta solución de compromiso entre psique y soma permanece desconocida para el individuo, quien no se explica la naturaleza de sus síntomas, como tampoco su persistencia. La práctica del psicoterapeuta deberá orientarse por el discurso del sujeto, para que lo silenciado encuentre palabras que consigan aliviar su sufrimiento.
NUEVAS DEPENDENCIAS
Las dependencias tienen como elemento central la compulsividad y la imposibilidad de controlar un cierto comportamiento, por más perjudicial que éste pueda llegar a ser para el sujeto. La persona no logra bloquear un impulso o un deseo apremiante que lo empuja a concretizar una acción peligrosa o perjudicial para sí mismo o para los demás. Quien sufre dicho problema siente una creciente sensación de tensión o excitación, en precedencia a la ejecución de una acción determinada, que es seguida de satisfacción y alivio después del cumplimiento del acto.
La adicción no necesariamente debe ser explosiva. Las dependencias y sus manifestaciones tienen tantas facetas como sujetos existen, pero podríamos afirmar que la frase «no puedo evitarlo» se encuentra presente invariablemente en todo tipo de adicciones. Existen dependencias reconocidas por el común de la sociedad, como ser las drogas, el alcohol y los juegos de azar, a las que se han sumado otras típicas de nuestra sociedad contemporánea. Efectivamente, la cultura capitalista y su búsqueda incesante de satisfacción inmediata a través de los objetos, han producido nuevos síntomas. En este orden se sitúan las compras compulsivas, el consumo desenfrenado, el abuso de Internet, la acumulación.
LAS PSICOSIS
Formas de desorganización
Las esquizofrenias, la paranoia, las psicosis ordinarias, las psicosis extraordinarias y la psicosis maníaco depresiva pertenecen a esta clasificación. Este tipo de funcionamiento psíquico implica un extrañamiento y una desorganización de la realidad muy profundas de la persona. El mundo pierde su significado, las entidades se desmoronan o se vuelven inconsistentes. Para el sujeto psicótico, los otros podrían convertirse en seres peligrosos o invasivos, generando en él experiencias de devastación difíciles de sobrellevar. Hay sensaciones de desolación, apatía y fatiga corporal. En este caos subjetivo, la persona se aísla a veces invadida por voces, pensamientos o visiones que reconoce como propios, aunque esté al corriente que nadie más que él puede verlos u oírlos, lo que no impide que les confiera consistencia real. Es decir, vivencia una certeza inamovible de su existencia.
Existen diferentes grados de desorganización y tipos estructurales de psicosis. Es crucial la visita al psiquiatra, aunque el trabajo psicoterapéutico resulte indispensable por ser el que permite a la persona reconstruir su mundo y hallar un modo de vivir e interactuar con los otros, a través de una invención inédita que lo inserte en el ámbito social y mitigue el sufrimiento.
DISFUNCIONES SEXUALES
Desórdenes del deseo
Las disfunciones sexuales se caracterizan por anomalías más o menos significativas en relación al deseo y/o modificaciones psicofisiológicas del ciclo de respuesta de la esfera sexual en sus diferentes fases: deseo, excitación, orgasmo, resolución. Pueden presentarse desde el inicio de la actividad sexual o limitarse a una situación, persona o contexto.
Trastornos del deseo sexual hipoactivo masculino y femenino
El deseo es la manifestación máxima del empuje del sujeto hacia el mundo. Cuando existe un problema de naturaleza inconsciente, esta esfera es la primera en resultar comprometida. Algunas de sus expresiones sintomáticas consisten en la ausencia o disminución de fantasías sexuales; la atenuación del impulso o del interés hacia la actividad sexual. Esta caída de la libido generalmente causa preocupación en el individuo, conflicto en las relaciones interpersonales y angustia. En la gran mayoría de los casos, el trastorno del deseo sexual hipoactivo se concretiza en una ausencia casi total de relaciones sexuales por un lapso de varios meses y a veces años. La pérdida del deseo sexual puede ser de duración prolongada o episódica, y en relación a factores psicosociales o relacionales.
Desórdenes de la excitación sexual
Trastornos de la excitación masculina y femenina
Es la dificultad persistente o recurrente en el logro de una respuesta de excitación sexual con lubricación – tumescencia en el caso de la mujer (aunque el deseo sexual esté presente) y una dificultad o ausencia de erección (disfunción eréctil) en el caso del hombre. Los trastornos de la excitación masculinos y femeninos se reflejan en la imposibilidad parcial o completa, persistente o recurrente, para lograr o mantener una erección lo suficientemente prolongada, o una conveniente lubricación a fin de llevar a cabo la actividad sexual, generando, en cada caso, un malestar significativo o conflictos interpersonales.
Trastornos del orgasmo masculino y femenino
Es un retraso persistente o recurrente del orgasmo, como también su ausencia después de una fase de excitación sexual normal. Este problema puede surgir en cada encuentro con el partenaire o solo en circunstancias específicas, causando incomodidad e insatisfacción. Pertenecen a esta categoría la demora o la eyaculación precoz en los hombres y la anorgasmia en las mujeres, caracterizada por una reducción manifiesta en la intensidad de las sensaciones placenteras o en el retraso del orgasmo como respuesta a cualquier tipo de estimulación sexual. La eyaculación precoz, sin embargo, se refiere a la reacción que se presenta en forma persistente y recurrente como resultado de una estimulación sexual aunque sea mínima, antes, durante o poco después de la penetración y en cualquier caso, prematura a lo que querría la persona.
Trastorno de aversión sexual
Aquellos que padecen este trastorno escapan a todo tipo de intimidad con su pareja sexual o a la posibilidad de encuentros sexuales ocasionales. Para evitarlos utilizan estrategias de cobertura o excusas, como irse a dormir temprano, descuidar el propio aspecto, viajar, llevar a cabo una actividad laboral intensa. En caso que el sujeto se halle ante un potencial encuentro sexual podría sufrir un ataque de pánico, mareos o fuerte angustia.
La dispaurenia
Es el dolor genital recurrente o persistente en un hombre o una mujer antes, durante o después del encuentro sexual, lo que causa marcada incomodidad o dificultad en las relaciones interpersonales. No se considera la dispaurenia si existe con anterioridad un diagnóstico de vaginismo (espasmo involuntario del tercer músculo vaginal externo que interfiere con las relaciones sexuales) o falta de lubricación.
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