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El abrazo de los dos toros

Las vueltas del toro introducen en realidad dos faltas: una se conforma en el agujero central, donde se funda el deseo y la otra, la demanda, que junto con su cierre,  lo instituye. Es decir, que en esas vueltas del deseo y la demanda se compone el agujero interior del toro. Lo que cierra el agujero es esa vuelta de más que constituye el sujeto. Entonces, cuando las vueltas de la demanda finalmente se cierran, la constatación de ello es el sujeto.

En el abrazo de los dos toros, se abrazan dos demandas: la demanda de amor y la demanda de satisfacción.

Cuando el toro se cierra, el comando comienza a estar en el agujero central, desde lo real. Es condición constituyente. Así se organizan el sujeto, el objeto y la falta en el Otro. En el cierre coinciden la constitución de la vuelta que falta al sujeto y el objeto.

El sujeto es, efectivamente esta privación en la Cosa. Él no sabe de ser ese giro no contado. Es en la experiencia del Simbólico que el sujeto encuentra el límite a sus desplazamientos. En el deseo del objeto en cuanto tal, aquel de la primera satisfacción, aparece en  cada repetición, su falta y con ella, la frustración. La pérdida de la Cosa en el objeto es esencial a la metonimia.

Entonces, luego de la privación real, la frustración imaginaria. A Lacan le interesa el rol de la frustración imaginaria en la fundación del deseo. Entre deseo y demanda se produce un intercambio a través de la dimensión del Otro. Es decir, el neurótico buscará el objeto de su deseo en la demanda que le hace al Otro. Y buscará además, satisfacer la demanda del Otro con su propio deseo. Es el impasse del neurótico con su propio deseo: la necesidad que su deseo esté sancionado por una demanda.

En el abrazo de los dos toros se encarna la dialéctica de la frustración.

Los dos toros abrazados muestran la falta de armonía entre el objeto y la demanda. Esto crea una dependencia.

El objeto en cuanto objeto de deseo es efecto de la imposibilidad del Otro de responder a la demanda. Es decir, cualquiera sea la demanda, el Otro no sabrá ser suficiente.