La privación es un real que parte de un imposible que construye lo simbólico. Lacan la jerarquiza en el Seminario IX “La Identificación” porque con la castración como operación propiamente significante no se logra leer lo imposible. Si tomamos el ejemplo de la mujer con respecto al falo, podemos decir que a ella “no le falta nada”. No es lo tuve y lo perdí, sino nunca lo tuve. Por ello, será lo simbólico a emplazar el par presencia-ausencia y con él, la falta. A partir de la premisa universal del falo, la mujer está privada desde lo real en cuanto no le corresponde, pero es con lo simbólico que será marcada por una falta, debido a dicha premisa universal. La privación afirma una “no tenencia” desde el inicio. En el capítulo 12 del Seminario IX, Lacan instala la pregunta: “puede existir un mamífero que no tenga mamas? Imposible! No puede ser”. Esta es una enunciación que concierne lo Real. Es a partir del “no posible” que el Real se sitúa.La privación como enunciación que concierne lo Real
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