El sujeto en su estado natural, no analizado, es el sujeto del goce, del “yo no pienso, yo soy” pero desde un rechazo del inconsciente, y que existe por completo del lado del fantasma y del “falso ser”, de un “creerse ser”. Lacan descubrió dicha condición natural del sujeto y el recorrido de éste en la lógica de la cura. A este punto, la alienación se sitúa del lado de la manera de gozar. A partir del comienzo de un análisis hay posibilidad, el resto es solo narcisismo. Una vez que el sujeto inicia el camino hacia la verdad, no se puede retroceder al punto de partida. Miller llama verdad a la condición de llevar al sujeto hacia una posición antinatural. El ser que no se analiza, goza. Una vacilación fantasmática podría conducirlo al comienzo de un análisis. El fantasma se sostiene a través del objeto agalmático. Lo importante es que el analista no intente tapar la falta en ser producto del análisis, el cual debe continuar hasta el instante en que el sujeto se descubra objeto del deseo del Otro, es decir, qué objeto fue para el Otro. Cuando el analizante alcanza el “yo me sé eso” no necesita al Otro como garante, sino que la garantía es la angustia de tener un cuerpo marcado por el significante. El sujeto en su estado natural, no analizado, es el sujeto del goce, del “yo no pienso, yo soy” pero desde un rechazo del inconsciente, y que existe por completo del lado del fantasma y del “falso ser”, de un “creerse ser”. Lacan descubrió dicha condición natural del sujeto y el recorrido de éste en la lógica de la cura. A este punto, la alienación se sitúa del lado de la manera de gozar. A partir del comienzo de un análisis hay posibilidad, el resto es solo narcisismo. Una vez que el sujeto inicia el camino hacia la verdad, no se puede retroceder al punto de partida. Miller llama verdad a la condición de llevar al sujeto hacia una posición antinatural. El ser que no se analiza, goza. Una vacilación fantasmática podría conducirlo al comienzo de un análisis. El fantasma se sostiene a través del objeto agalmático. Lo importante es que el analista no intente tapar la falta en ser producto del análisis, el cual debe continuar hasta el instante en que el sujeto se descubra objeto del deseo del Otro, es decir, qué objeto fue para el Otro. Cuando el analizante alcanza el “yo me sé eso” no necesita al Otro como garante, sino que la garantía es la angustia de tener un cuerpo marcado por el significante. Yo soy como gozo
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#1 · 12/06/2020, 09:29
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